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Nuevos caminos de la arquitectura latinoamericana / Francisco Bullrich

Por: Tipo de material: TextoTextoSeries Colección Nuevos caminos de la arquitecturaBarcelona : Blume, 1969Descripción: 128 páginas : ilustraciones 24 cmTipo de contenido:
  • texto
Tipo de medio:
  • no mediado
Tipo de soporte:
  • volumen
Tema(s): Clasificación CDD:
  • 720 B938n 1969
Resumen: La referencia al carácter “latino” de una cultura, es decir, al carácter derivado del de los pueblos del Lacio o de los antiguos romanos y, en ese sentido, en arquitectura, al tratamiento de las edificaciones a partir del uso de elementos clásicos o del “estilo románico”, confirió un preciso significado al término en tanto adjetivo calificativo. Una América latina sería aquella que, en su producción figurativa, se enriquecería con tal carácter y elementos, si se utilizan las palabras a partir de esa significación. El adjetivo “latinoamericano” deriva de una operación amplia y compleja. La palabra “Latinoamérica” fue concebida en Francia durante la década de 1860, como un programa integral de acción para incorporar el papel y las aspiraciones de Francia “hacia la población hispánica del nuevo mundo” (Phelan, 1995, p. 1). Así, l’Amérique latine constituye un nombre acuñado a propósito del proyecto de expansión y de conquista de mercados hacia América, que se inició con la intervención en México en 1861. En realidad, es un nombre más de ese continente a través del cual se construye una imagen europea de América como forma de su apropiación simbólica, tanto como lo fueron en épocas anteriores términos como “las Indias” en el siglo XVI o “el nuevo mundo” para los efectos de colonización del cristianismo (“América latina”). América sería latina en tanto Napoleón III recurría a una antigua voluntad de unidad de los pueblos latinos (actuales Francia, Bélgica, España y Portugal), el viejo panlatinismo de la “Europa latina” (término igualmente acuñado esos años posteriores a 1861), ante los avances de los pueblos sajones (con Inglaterra de líder) y eslavos (con Rusia a la cabeza). Hay que ubicar, entonces, el origen de la equívoca expresión, dentro del proceso de reparto de África, Asia y América durante la segunda mitad del siglo XIX.
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Tipo de ítem Biblioteca actual Colección Signatura Copia número Estado Fecha de vencimiento Código de barras
Libro Libro Juan Montalvo Sala general Col. General 720 B938n 1969 (Navegar estantería(Abre debajo)) Ej.1 Disponible 00009548

Incluye referencias bibliográficas

La referencia al carácter “latino” de una cultura, es decir, al carácter derivado del de los pueblos del Lacio o de los antiguos romanos y, en ese sentido, en arquitectura, al tratamiento de las edificaciones a partir del uso de elementos clásicos o del “estilo románico”, confirió un preciso significado al término en tanto adjetivo calificativo. Una América latina sería aquella que, en su producción figurativa, se enriquecería con tal carácter y elementos, si se utilizan las palabras a partir de esa significación. El adjetivo “latinoamericano” deriva de una operación amplia y compleja. La palabra “Latinoamérica” fue concebida en Francia durante la década de 1860, como un programa integral de acción para incorporar el papel y las aspiraciones de Francia “hacia la población hispánica del nuevo mundo” (Phelan, 1995, p. 1). Así, l’Amérique latine constituye un nombre acuñado a propósito del proyecto de expansión y de conquista de mercados hacia América, que se inició con la intervención en México en 1861. En realidad, es un nombre más de ese continente a través del cual se construye una imagen europea de América como forma de su apropiación simbólica, tanto como lo fueron en épocas anteriores términos como “las Indias” en el siglo XVI o “el nuevo mundo” para los efectos de colonización del cristianismo (“América latina”). América sería latina en tanto Napoleón III recurría a una antigua voluntad de unidad de los pueblos latinos (actuales Francia, Bélgica, España y Portugal), el viejo panlatinismo de la “Europa latina” (término igualmente acuñado esos años posteriores a 1861), ante los avances de los pueblos sajones (con Inglaterra de líder) y eslavos (con Rusia a la cabeza). Hay que ubicar, entonces, el origen de la equívoca expresión, dentro del proceso de reparto de África, Asia y América durante la segunda mitad del siglo XIX.

Arquitectura

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