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_bR462s 1990
100 1 _aReynolds, Donald Martin
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_eaut
245 1 3 _aIntroducción a la historia del Arte:
_bEl Siglo XIX /
_cDonald Martin Reynolds
264 1 _aBarcelona :
_bGustavo Gili,
_c1990
300 _a147 páginas :
_bilustraciones
_c24 cm
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337 _2rdamedia
_an
338 _2rdacarrier
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490 0 _aColección Introducción a la Historia del Arte Universidad de Cambridge
_98259
504 _aIncluye bibliografía (página 139)
505 2 _aNeoclasismo y romanticismo - Escultura - El paisaje romántico - Realismo e impresionismo francés - De los realistas a los postimpresionistas - Notas sobre los artistas.
520 3 _aMuy difícil encontrar algún rasgo definitorio del siglo XIX que se mantenga en el tiempo hasta la entrada del siglo XX. Si se comparan las formas de vida, la mentalidad, las ideologías o los medios técnicos de 1800 con los de 1900, las diferencias son mucho más grandes que las que podrían encontrarse entre los comienzos y el final de la Edad Media, a pesar de los ocho siglos que abarca este periodo. De todos modos el fenómeno más transcendental y renovador del siglo fue la Revolución Industrial. Del siglo XIX puede decirse que es el siglo de la Revolución Industrial, pero ésta debe entenderse, simultáneamente, como causa y como efecto de otros muchos cambios, hasta el punto de que casi nada de lo que inicialmente la impulsó y de lo que fue impulsado por ella puede reconocerse al final de la centuria. Así pues, el siglo XIX está mejor definido como un periodo de constantes cambios, que fue poco a poco perfilando lo que habría de ser el siglo XX. La historia europea del siglo XIX difiere mucho de unos países a otros, pero en casi todos ellos se pueden establecer unas líneas de cambio que se manifestaron con mayor o menor intensidad y que fueron las que habían de perfilar la futura historia de la Europa del siglo XX y, en gran medida, del mundo actual. Esas líneas de cambio pueden rastrearse a dos niveles diferentes. Por un lado está el desarrollo de los acontecimientos políticos, cuyos cambios se pueden situar en unos periodos concretos y, por otro, ciertas transformaciones de base, cuyo proceso de cambio se aceleró de tal modo que bien pueden considerarse como factores de cambio continuo. Unos y otros están íntimamente relacionados y no pueden ser explicados aisladamente, pero, en cierto modo, una de las características definitorias del siglo XIX es, precisamente, la aparición de factores históricos en constante evolución. Por otro lado, la mayor parte de esas líneas de cambio se generaron a partir de fuerzas opuestas, de cuyo enfrentamiento surgió la evolución histórica.
526 _aArquitectura
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