Eduardo Kingman / editor Hernán Rodríguez Castelo
Tipo de material:
- texto
- no mediado
- volumen
- [Sin ISBN]
- 709.9866 K549ed 1985
Tipo de ítem | Biblioteca actual | Signatura | Copia número | Estado | Fecha de vencimiento | Código de barras | |
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Juan Montalvo Sala general | 709.9866 K549ed 1985 (Navegar estantería(Abre debajo)) | Ej.1 | Disponible | 00009453 |
En Kingman, del más temprano al último/ impresiona la rica humanidad. Todo lo humano le merece una mirada tierna, compasiva -en el sentido más hondo de co-pasión: unirse a sus pasiones, participar entrañablemente de ellas-, solidaria, atisbadora de lo bueno y lo bello que hay hasta en lo al parecer más miserable y abatido de lo humano. De esa rica humanidad se parte para enraizarse, para construir críticamente, para ahondar. Y nunca se pierde contacto con ese lugar de origen. Por eso Kingman jamás fue esquemático -en su obra visceral-; por eso nunca -ni en su hora de ensayos en busca de dinamizar el espacio- abandonó la figura humana y la figura de lo que al humano rodea y el humano ama. (En medio de los violentos trazos con que pobló el espacio en su breve paréntesis experimental estaban niños asombrados). Para Kingman crear era acto de amor, de devoción a lo humano. Lo ponía en diálogo con esos hermanos suyos cuyas miserias le dolían y cuya nobleza -a veces recóndita debajo de abyectas costras sociales- admiraba. Acaso conjugada esta clave con las otras no sugiera que a las canteras auténticas de lo sacro solo llegan mineros de lo humano. Y acaso esto emparente con la grave admonición de los libros sagrados de que quien no ama a su hermano, a quien ve, cómo amará a Dios, a quien no ve.
Arquitectura
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