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Introducción a la historia del Arte: El Siglo XIX / Donald Martin Reynolds

Por: Tipo de material: TextoTextoSeries Colección Introducción a la Historia del Arte Universidad de CambridgeBarcelona : Gustavo Gili, 1990Descripción: 147 páginas : ilustraciones 24 cmTipo de contenido:
  • texto
Tipo de medio:
  • no mediado
Tipo de soporte:
  • volumen
ISBN:
  • 8425212405
  • 9788425212406
Tema(s): Clasificación CDD:
  • 709 R462s 1990
Contenidos parciales:
Neoclasismo y romanticismo - Escultura - El paisaje romántico - Realismo e impresionismo francés - De los realistas a los postimpresionistas - Notas sobre los artistas.
Resumen: Muy difícil encontrar algún rasgo definitorio del siglo XIX que se mantenga en el tiempo hasta la entrada del siglo XX. Si se comparan las formas de vida, la mentalidad, las ideologías o los medios técnicos de 1800 con los de 1900, las diferencias son mucho más grandes que las que podrían encontrarse entre los comienzos y el final de la Edad Media, a pesar de los ocho siglos que abarca este periodo. De todos modos el fenómeno más transcendental y renovador del siglo fue la Revolución Industrial. Del siglo XIX puede decirse que es el siglo de la Revolución Industrial, pero ésta debe entenderse, simultáneamente, como causa y como efecto de otros muchos cambios, hasta el punto de que casi nada de lo que inicialmente la impulsó y de lo que fue impulsado por ella puede reconocerse al final de la centuria. Así pues, el siglo XIX está mejor definido como un periodo de constantes cambios, que fue poco a poco perfilando lo que habría de ser el siglo XX. La historia europea del siglo XIX difiere mucho de unos países a otros, pero en casi todos ellos se pueden establecer unas líneas de cambio que se manifestaron con mayor o menor intensidad y que fueron las que habían de perfilar la futura historia de la Europa del siglo XX y, en gran medida, del mundo actual. Esas líneas de cambio pueden rastrearse a dos niveles diferentes. Por un lado está el desarrollo de los acontecimientos políticos, cuyos cambios se pueden situar en unos periodos concretos y, por otro, ciertas transformaciones de base, cuyo proceso de cambio se aceleró de tal modo que bien pueden considerarse como factores de cambio continuo. Unos y otros están íntimamente relacionados y no pueden ser explicados aisladamente, pero, en cierto modo, una de las características definitorias del siglo XIX es, precisamente, la aparición de factores históricos en constante evolución. Por otro lado, la mayor parte de esas líneas de cambio se generaron a partir de fuerzas opuestas, de cuyo enfrentamiento surgió la evolución histórica.
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Tipo de ítem Biblioteca actual Signatura Copia número Estado Fecha de vencimiento Código de barras
Libro Libro Juan Montalvo Sala general 709 R462in 1990 (Navegar estantería(Abre debajo)) Ej.1 Disponible 00004366
Libro Libro Juan Montalvo Sala general 709 R462in 1990 (Navegar estantería(Abre debajo)) Ej.2 Disponible 00004365

Incluye bibliografía (página 139)

Neoclasismo y romanticismo - Escultura - El paisaje romántico - Realismo e impresionismo francés - De los realistas a los postimpresionistas - Notas sobre los artistas.

Muy difícil encontrar algún rasgo definitorio del siglo XIX que se mantenga en el tiempo hasta la entrada del siglo XX. Si se comparan las formas de vida, la mentalidad, las ideologías o los medios técnicos de 1800 con los de 1900, las diferencias son mucho más grandes que las que podrían encontrarse entre los comienzos y el final de la Edad Media, a pesar de los ocho siglos que abarca este periodo. De todos modos el fenómeno más transcendental y renovador del siglo fue la Revolución Industrial. Del siglo XIX puede decirse que es el siglo de la Revolución Industrial, pero ésta debe entenderse, simultáneamente, como causa y como efecto de otros muchos cambios, hasta el punto de que casi nada de lo que inicialmente la impulsó y de lo que fue impulsado por ella puede reconocerse al final de la centuria. Así pues, el siglo XIX está mejor definido como un periodo de constantes cambios, que fue poco a poco perfilando lo que habría de ser el siglo XX. La historia europea del siglo XIX difiere mucho de unos países a otros, pero en casi todos ellos se pueden establecer unas líneas de cambio que se manifestaron con mayor o menor intensidad y que fueron las que habían de perfilar la futura historia de la Europa del siglo XX y, en gran medida, del mundo actual. Esas líneas de cambio pueden rastrearse a dos niveles diferentes. Por un lado está el desarrollo de los acontecimientos políticos, cuyos cambios se pueden situar en unos periodos concretos y, por otro, ciertas transformaciones de base, cuyo proceso de cambio se aceleró de tal modo que bien pueden considerarse como factores de cambio continuo. Unos y otros están íntimamente relacionados y no pueden ser explicados aisladamente, pero, en cierto modo, una de las características definitorias del siglo XIX es, precisamente, la aparición de factores históricos en constante evolución. Por otro lado, la mayor parte de esas líneas de cambio se generaron a partir de fuerzas opuestas, de cuyo enfrentamiento surgió la evolución histórica.

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