Resumen |
Con textos y fotografías de Germán Téllez y prologo de Antonio Fernández Alba en este libro se recogen 45 años del desarrollo de la obra de Rogelio Salmona, quien sigue siendo el más destacado arquitecto colombiano y uno de los más influyentes en América Latina en la segunda mitad del siglo XX. Ganador de numerosos galardones profesionales dentro y fuera de Colombia, incluyendo cuatro Premios Nacionales de Arquitectura y el premio Alvar Aalto en 2004. R ogelio Salmona es el único arquitecto latinoamericano al que se le ha concedido la más alta distinción a nivel mundial: la Medalla Alvar Aalto, que lleva el nombre del gran arquitecto finlandés, y sólo ha sido otorgada nueve veces. Salmona la recibió en Jyväskylä, Finlandia, y pronunció unas palabras que tituló Entre la mariposa y el elefante. El fotógrafo, crítico y arquitecto Germán Téllez dijo entonces que Salmona es el arquitecto colombiano más destacado de los últimos cincuenta años o más. Con Salmona me une una amistad que, aunque no alcanza el medio siglo, sí llega a los 49 años, desde cuando estábamos en París, al mismo tiempo que Germán Samper, Gabriel García Márquez y Plinio Apuleyo Mendoza, sin olvidar al Chinche Ruiz. Entonces a Rogelio lo llamábamos le Petit Salmoná, antes de que se convirtiera, por derecho propio, en el Gran Salmona. Desde hace más de treinta años los dos vivimos en la misma torre de las Residencias El Parque, diseñadas por él, a las que no sólo Laura Restrepo (su residente de tiempo incompleto) llama las Torres de Salmona, y desde cuyas terrazas vemos las escalinatas en las que él convirtió la falduda calle 26, ahora alegremente vividas por la gente y habitadas por árboles y arbustos. Con Salmona (Escuadra Loca, lo llamaban en Cali) me une, además de la amistad, la cercanía a las plantas. Sí, Rogelio las ama y considera que son parte integral de su arquitectura. En sus jardines se encuentran sus compa- ñeros de siempre: amarrabollos, trompetos, sietecueros, pimientos, palmas de cera, flores que atraen las mariposas, y orquídeas, como los epidendros y las sobralias. Se suele repetir que la arquitectura de Salmona está influenciada por Le Corbusier. Yo creo que simplemente fue su discípulo, pero sus influencias iniciales (de las que Neruda dijo alguna vez que eran alas prestadas que nos ayudan a emprender el vuelo) señalan más bien una admiración por los trabajos de Frank Lloyd Wright, y sobre todo por los de Alvar Aalto. Por eso, cuando el gran finlandés murió, un amigo le mandó a Rogelio un mini poema jocoso: |